lunes, 17 de octubre de 2011

Tarjeta Roja

Es jueves 29 de septiembre y en la cafetería del Restaurante Rogelios, hay varias mesas ocupadas. El bar se encuentra en los aledaños del campo de fútbol La Romareda y los aficionados zaragocistas, desilusionados, leen la sección de deportes de la edición aragonesa de El Periódico, quien dio la noticia en exclusiva el pasado miércoles con el siguiente titular: "La Guardia Civil detiene a Braulio por abuso sexual". Los fervientes seguidores, han seguido informándose sobre el caso a sabiendas que lo que iban a leer no les iba a gustar nada. Pero no han hecho falta demasiados periódicos. Los rumores han ido creciendo conforme han pasado los días y en la capital maña se han sabido incluso los detalles. El dorsal número 10 ha confesado ser autor de los presuntos abusos de los que se le ha acusado. Los hechos consistieron en “tocamientos” en plena calle, poco antes de acudir al entrenamiento de la mañana que suele tener el equipo los lunes.
Los periodistas han sido raudos a la hora de conseguir las informaciones. La capital aragonesa, no es muy grande, y se conoce todo el mundo, más aún en el ámbito de la comunicación. Allí todos los periodistas intentan conseguir la exclusiva, pero una vez publicadas las noticias, se llaman para ‘comentar la jugada’. Los redactores están tan sorprendidos como los propios aficionados. Y es que el delantero ha sido un jugador muy valorado en la plantilla. Ha metido goles que han salvado partidos necesarios para el equipo. Y la razón por la que ha sido detenido ha provocado estupor entre la afición. No pueden entender cómo un jugador con una familia estable (esta casado y tiene dos hijos) y con una vida aparentemente placentera, ha podido hacer tal cosa. Aunque lo que más ha sorprendido a los maños no ha sido este hecho concreto sino saber que ya se había producido con anterioridad. Una mujer ha confesado que Braulio Nóbrega había abusado de ella tiempo antes. Otras, han asegurado ser testigos de diversas acciones exhibicionistas por parte de un joven vestido con ropa deportiva. Además, el coche descrito y visto por estas mujeres coincide con el del jugador.

Es sorprendente cómo pueden cambiar los hechos según el prisma por el que los mires. Un día Braulio es un jugador que lucha por un Zaragoza a veces decaído. Un delantero con rasmia (palabra aragonesa que significa ímpetu), con fuerza y empuje que nos consigue aíre para llegar vivos al siguiente partido. Otro día, Braulio es alguien a quien no conocemos, o si me permitís decir como zaragocista, que simplemente no reconocemos.

El domingo 18, el Zaragoza jugó en casa contra el Español. Luis García, delantero del equipo maño metía un gol en el minuto 90, consiguiendo la victoria de su equipo. El pase que ayudó a marcar al jugador lo hizo Braulio. Ese sería el último partido en el que el delantero pisara el cesped de La Romareda como jugador del Real Zaragoza. Siempre podremos decir, que ese día sí era el Braulio que conocíamos.

martes, 11 de octubre de 2011

'La Piel que Habito'

Es extraño imaginar que sentimientos como la venganza, el amor y el odio se entremezclen para contar una historia, de forma tan perfecta como para el espectador no cuestione nada. Pero es que en el mundo de Pedro Almodóvar todo es posible. Cada uno de sus personajes son cruciales en esta historia de difíciles reveses en el que la inverosimilitud parece, tan sólo por instantes, apoderarse del público. La sobriedad de Antonio Banderas asombra interpretando a un eminente cirujano plástico. Parquedad que surge del sufrimiento de un hombre que pierde a su mujer en condiciones complejas, después de sufrir quemaduras en todo el cuerpo. El Doctor Robert Ledgard, doce años después, se interesa por la creación de una nueva piel con la que hubiera salvado a su mujer. Marilia, personaje que encarna maravillosamente Marisa Paredes, es cómplice de todos los experimentos que hace el doctor en su propio laboratorio situado en la mansión El Cigarral. Alguien debía ser la víctima de tales experimentos y se convierte en la rata de laboratorio del Dr Ledgard. Pero contar más sería desvelar la sustancia de la historia. Aunque dicho sea de paso, pese a que revelara el mayor secreto del film, merece la pena verla: Almodovar planifica las escenas de manera sublime, tal y como estamos acostumbrados. Los movimientos de cámaras son sutiles y casi imperceptibles que nos dan muestra del gran realizador que es Pedro.
El personaje que interpreta Elena Anaya, Vera, es el motor de la narración que hace al espectador avanzar en la historia guiándole por cada una de las tramas. Es una mujer fuerte, una superviviente de su propia vida. Vera hipnotiza con su escultural figura, sus gestos y miradas frente a la cámara.
Por otro lado, los colores y objetos elegidos para cada una de las secuencias están meditados y escogidos con precisión. Cada plano muestra el encanto almodovariano que transporta al público a otros mundos. La música de Alberto Iglesias hace crecer las imágenes y sobretodo los silencios, que conmueven y transportan a la piel de los personajes, nunca mejor dicho.
Obviamente el humor negro tiene protagonismo en este film. Es paradójico escuchar al espectador reírse en varios momentos de la película, en escenas trágicas desde el punto de vista narrativo. Almodóvar presenta diálogos pícaros en el que deja al público que se relaje y deje de tener los músculos agarrotados. El film genera esa inquietud que hace al espectador querer ver la siguiente secuencia. Se percibe un gran trabajo en la dirección de actores. Parece mentira que el papel de Vera fuera pensado para que lo interpretara Penélope Cruz, porque Elena Anaya lo borda, dejando entrever que casi ha nacido para él. ¡Hay trenes que pasan y no vuelven! Lo que sí espero es que el cine de Almodóvar vuelva, y sobretodo cargado de historias que sorprendan tanto como ‘La Piel que Habito’.

Making off 'La Piel que Habito'