Ahora él nos ha dejado, pero debemos enrriquecernos de su gran obra y de su lucha porque este mundo en el que vivimos se convierta en algo más cómodamente habitable. Era un autor comprometido en el que la responsabilidad era su aliciente para cambiar las cosas. Creía en un mundo mejor y luchaba por conseguirlo, sobretodo, a través de la literatura.
En muchos momentos creo que es una utopía pensar que un día veremos cómo el mundo evoluciona hacia la coherencia, la paz y la armonía. Soy de las personas que cree en que es difícil cambiar las cosas, pero también creo en eso que dicen de que un granito de arena no hace la montaña pero ayuda.
Saramago tenía un papel en blanco cuando empezó a cambiar las vidas de las personas con sus historias. Estaba cambiando el mundo aunque no nos diéramos cuenta: Saramago marcó un antes y un después en la literatura y en la manera de exponer lo que sentía. Por ello, desde mi pequeño mundo, le mando un saludo a Don José Saramago y le digo que seguiré su camino, intentaré cambiar las cosas con las palabras y lucharé porque sean más fuertes que muchas otras.


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